Casadas con su imaginación

Las hermanas Brontë o cómo ser mujer, pobre y escritora en la Inglaterra decimonónica

En los tiempos de la nueva y necesaria nueva ola feminista, a mí me ha dado por  escribir sobre unas mujeres cuya vida me ha fascinado siempre por diferentes motivos. Las Brontë fueron unas muchachas inadaptadas a la sociedad que les tocó vivir, marginadas por pobres y solteras aunque consiguieron ser auténticamente libres. En el mundo patriarcal y clasista de la época victoriana se entregaron en cuerpo y alma a lo que realmente amaban: escribir.  Las hermanas de Haworth nos legaron  un universo único, escribieron historias de una intensidad lacerante y dejaron para la eternidad pasiones extremas que dejan sin aliento al incauto lector. Las hermanas Brontë guardaban un fuego en su interior. Quien lee su obra lo sabe.

Emily, Charlotte y Anne Brontë han pasado al olimpo de las plumas de oro por haber escrito joyas incuestionables como Cumbres Borrascosas, Jane Eyre La inquilina de  Wildhell Hall respectivamente.  El título de estos libros, sobre todo los dos primeros, son conocidos por el gran público gracias a las innumerables adaptaciones cinemátograficas que han tenido con mayor o menor acierto. Sus títulos forman parte del imaginario colectivo, aunque muchos no se hayan lanzado a sumergirse en las páginas de estas escritoras brillantes.

Para los neófitos en el universo Brontë, apostillar que no se lleven a engaño, ni se dejen llevar por ignorantes prejuicios. Digo esto porque mis queridas hermanas Brontë no escribieron, novela rosa,puritana, victoriana y romanticona al uso, como podría presuponer erróneamente algún lector profano en la materia. No, ilustres lectores. Sus libros no son libelos melifuos y edulcarados sino que son son simplemente como la naturaleza deYorshire que las vio crecer. En sus novelas encontramos espíritus errantes inquietos que vagan durante las noches frías de invierno, individuos maltratados por su condición social, pasiones enfermizas, locas que aúllan encerradas en un ático de una gran mansión. En el universo Brontë  todo es fuego, hay más sombras que luces, más desdicha que dicha, más desamor que amor, más intensidad que serenidad.

La literatura de las Brontë es como los adustos y ventosos páramos por los que corrían libremente, como las borrascas que agitaban los árboles y hacían que la noche aullara. Simplemente brutal, salvaje y libre como lo fue su vida. Pese a vivir en un mundo cruel, pobre, clasista y machista, estas criaturas talentosas fueron profundamente cultas e inteligentes, y llegaron a ser lo que siempre soñaron: escritoras. Gracias en parte a la educación sui generis  que recibieron.

Infancia y educación libre

Patrick Brontë se desposó con Maria con la que tuvo seis hijos, cinco mujeres y un varón, Patrick Branwell hijo. Las dos primeras hermanas murieron a temprana edad poco después que falleciera la madre. Este conocimiento trágico y prematuro de la muerte les marcará de porvida. El padre fue un hombre cultivado que recibió una muy completa educación.Sus orígenes humildes le empujaron a hacer carrera eclesiástica para continuar estudios superiores. La familia se trasladaría a vivir a la casa parroquial de Haworth, un pueblo situada en el condado inglés de Yorshire, exactamente en un valle rodeado de desolados páramos. Actualmente se ha convertido en un lugar de peregrinaje de turistas atraídos por estas figuras literarias, puesto que  allí sus celebradas novelas. La cultura y la pasión por la escritura de las Brontë las heredaron de sus padres. La madre había escrito algún tratado metodista sin publicar y el padre era un ávido lector, poeta y ensayista. Así pues en este ambiente, diríamos ahora intelectual, crecieron Emily, Charlotte, Anne y Patrick, los que más tarde formaran una hermandad literaria.

Casadas con su imaginación

La infancia de estos hermanos transcurrió en torno a la lectura y la escritura. Se les solía ver corriendo por los páramos, o encaramados a los árboles recitando poesías. Eran mal vistos por los lugareños por sus costumbres excéntricas. El padre intentó darles una educación más formal por lo que ingresó a las niñas en un colegio interno para hijos de párrocos. Cowan Bridge era una de las numerosas instituciones existentes en Europa en el siglo XIX donde se maltrataba físicamente a los alumnos, y si eran pobres y encima de sexo femenino, la severidad y la crueldad era si cabe mayor. No por casualidad, Charlotte denuncia estos abusivos métodos en su aclamada novela Jane Eyre. Tras que enfermaran y posteriormente fallecieran las hermanas mayores, el padre retiró también a Emily y a Charlotte de la escuela maldita.

Hermanos con una imaginación sin límites

Es a partir de este momento cuando vuelven a la casa parroquial y los hermanos, Patrick hijo está también en esta sociedad, fundan a partir de su imaginación y de unas figuritas que les regala su padre la Glass Town, la ciudad de cristal. Esto es una especie de juego de rol,donde cada uno de ellos es dueño de una isla en la que transcurren compleja saventuras que luego escriben en los Little books (libros pequeños). Glass Town, Gondal y Andía son creados a partir de las preferencias literarias, políticas,sociales de cada uno.  Los cuatros hermanos eran como vasos comunicantes que compartían largas charlas sobre  lecturas de Lord Byron o Walter Scott, entre otros, en un intercambio sinérgico de cultura y amor por las letras. Hay que tener en cuenta que los libros eran prestados por lo que los que unos leían lo compartían con el resto de hermanos a través de diálogos o escritos. El talento de estas fierecillas literarias fue encauzado gracias también a la lectura de mucha prensa y revistas literarias como la Blackwood’s Magazine.

Casadas con su imaginación

Cuando cumplieron quince años, Charlotte y Anne intentaron ganarse la vida como niñeras, maestras e institutrices, es decir intentaron ganarse la vida en los únicos trabajos permitidos para las mujer esen el siglo XIX. Trabajar era una deshonra para una mujer, pero si eras pobre no te quedaba otra salida. Una boda ventajosa era la salida común de las mujeres de este siglo, siempre y cuando tuvieras alguna renta que aportar. Y este no era el caso de las Brontë. Así pues, ellas intentaron trabajar  lejos de casa para aportar dinero a la familia,ya que el hermano Patrick, que podía haber sido una fuente de ingresos familiar, era un alcohólico y adicto al opio. De hecho fue una carga familiar a quien Emily, sobre todo, cuidó hasta el último segundo de su vida.

En Jane Eyre,por ejemplo, se refleja muy bien el destino de estas mujeres pobres como institutrices o maestras. En esta novela protagonista acaba de institutriz de una niña rica en la gran mansión del señor Rochester. Tanto Anne como Charlotte trabajaron como maestras e institutrices durante unos años, pero eran terriblemente infelices desarrollando estas actividades. Charlotte llegó incluso a trabajar en Bélgica donde se enamoró de un profesor, sin que sus amor fuera correspondido.  Por su parte, Emily, la autora de Cumbres Borrascosas, ni siquiera lo intentó y se decantó por quedarse en Haworth durante toda su corta vida para dedicarse a las tareas domésticas y cuidar del hermano adicto.

De regreso a casa para convertirse en escritoras

Después de mucho sacrificio, llegó el momento de escapar de estos trabajos para volver a la casa parroquial donde les esperaba lo que más ansiaban en esta vida: escribir juntas en la casa parroquial.Decidieron convertirse en autoras y emplearse a fondo para conseguirlo. Allí,pasarían las tres hermanas largas noches en vela en torno a una mesa escribiendo poemas y novelas.  Su gran evasión fue la escritura a través de la cual escapaban de una vida marcada por la soltería y la pobreza.

Afortunadamente para nosotros la creación literaria de las Brontë llegó a publicarse, gracias a la insistencia de Charlotte. A no ser de ella, estas obras no se hubieran conocido. Un buen día, la autora de Jane Eyre, sacó de un cajón unos poemas de Emily, que anteriormente le habían deslumbrado al leerlos, con el propósito de publicarlos.

Casadas con su imaginación

A pesar de la  negativa inicial de Emily, finalmente publicaron un poemario conjunto de obras poéticas bajo el pseudonimo masculino de Currer, Ellis y Acton Bell, más conocidos como los hermanos Bell.  El poemario tiene escasa acogida, únicamente se venden tres ejemplares. Tras este intento fallido se centran en la prosa, en parte porque piensan acertadamente que es un género más rentable que la Poesía.  Es a partir de este momento cuando emergen las tres novelas insignia de las hermanas.

Después de peregrinar por muchas editoriales donde sólo recibían negativas,  consiguieron publicar sus novelas aún bajo el pseudónimo de los hermanos Bell. Las primeros títulos en ver la luz fueron Cumbres Borrascosas de Emily y Agnes Greyde Anne.  A Charlotte le costó un poco más que se publicara su manuscrito hasta que cae en manos del editor George Smith y se lanza con la publicación Jane Eyre.

Publicación de las novelas

Las tres novelas recibieron mucha atención por parte del público, si bien fueron criticadas por la violencia e inmoralidad, en el caso de Cumbres borrascosas, o por ser totalmente desagradables en el caso de Agnes Grey.

Después de la muerte del hermano,  Emily muere devorada por la tuberculosis y un año más tarde Anne por la misma enfermedad. Charlotte, la más longeva, disfrutó de bastante fama en vida gracias a la buena acogida de su Jane Eyre. Incluso aún escribiría tres novelas más como Sherley, Villete y El profesor, y se ganó el respeto  de escritores de la talla de Charles Dickens.

Charlotte fue la única que se casó, es posible que la pérdida tan seguida y abrupta de sus tres hermanos la abocaron  a contraer matrimonio con un taciturno párraco. Un año después de la boda fallece.

Casadas con la imaginación                

El valor del legado cultural de las hermanas es indudable. Sus vidas fueron cortas pero lograron aprovecharla al máximo al dedicarse plenamente a su pasión en contra de las convenciones y de las circunstancias vitales y económicas. Incluso llegaron a publicar sus novelas y Charlotte llegó a disfrutar de un cierto reconocimiento,  esta vez ya sin pseudónimo masculino.

Estas  mujeres solteras pobres, rebeldes llenas de talento fueron por encima de todas mujeres libres y muy inteligentes. Emily, Charlotte y Anne Brontë fueron mujeres marginadas y solitarias con una pasión casi enfermiza que las salvó de una vida miserable: la escritura.  Se entregaron a ella en cuerpo y alma, pudiendo compartirla en una extraña hermandad literaria auspiciada por un padre que alimentó a sus hijos a base cultura.

Las hermanas brontë se casaron con su imaginación hasta que la muerte las separó de la escritura. De esta unión nacieron novelas imperecederas y eternas que todos deberíamos leer. Las novelas de las Brontë son material inflamable, así que ten cuidado de no quemarte con el fuego   que  inflama todas las páginas de sus novelas. Las hermanas tímidas y poco agraciadas albergaban un fuego en el corazón que iluminó y calentó sus largas noches solitarias en los gélidos y ventosos páramos de Haworth.  Por eso en las frías noches de tormenta el viento silba sus nombres, silba muy fuerte sus nombres para recordarnos que la pasión es una tempestad furiosa que no se vence sino siguiéndola.

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