El cambio de ser como estado, que nos rebela Trump

Escucho la voz de Norteamérica y mi corazón se afana en la esperanza y me siento nacer…

En este hacerse presentes del líder del mundo, espero de los Estados Unidos el ejemplo
para liberarnos del rico , del egoísta, del poderoso enamorado de sí mismo.
 

Escucho tanto hablar de Trump: «que le reprueban su mentalidad prepotente, su individualismo impositivo, su falta de empatía para «el otro», su ingenua suposición de siempre tener razón, su espíritu negociador de joder para ganar». 


Pienso que el gobierno Estadounidense nos ha ofendido en todas las oportunidades: robándose el territorio; invadiéndonos…


Observo cómo lo agredimos, tirando todos la piedra sin remordimiento; como si ninguno de nosotros compartiera sus defectos. 

Pienso que el gobierno Estadounidense nos ha ofendido en todas las oportunidades: robándose el territorio; invadiéndonos… Sin embargo aún creo en el pueblo del Mayflower, en los conquistadores del oeste, en las luchadores por el voto femenino, los formadores de los primeros sindicatos y los mártires por la libertad del hermano negro, amen de sus grandes inventores, los excelentes artistas y su maravillosa literatura que da origen a su liderazgo cinematográfico. 


Nuestra falta de rigor ético socialmente nos hace incapaces de poner a nuestros líderes y gobernantes donde se merecen. 


Estoy cierto que ese pueblo va a poner a Donald en el lugar que merece en la historia. ¿Quién va a ponernos a los mexicanos en el lugar de la historia que merecemos? Trump nos ayudó a unirnos, pero no a tomar conciencia de nuestros defectos: la hipocresía política, la deshonestidad cristiana y la incultura social, la falta de coherencia como civilización que predica pero no comparte principios. 

Nuestra falta de rigor ético socialmente nos hace incapaces de poner a nuestros líderes y gobernantes donde se merecen. 

Partidos sin más principios que obtener el poder nos endilgan líderes cuyas Morales ignoramos. 


Perdemos nuestro tiempo en chistes tontos. Trump no se merece tanta atención. Dejemos que nuestros gobernantes nos defiendan.


Estoy seguro que los «gringos» nos van a poner el ejemplo con Donaldito porque creen en su país y comparten las creencias, principios y moral de sus formadores. ¿Qué vamos hacer cuando nos pongan el ejemplo? 

Requerimos vernos a nosotros mismos: dudar de lo bueno que nos suponemos, de lo «chingones» que nos sentimos por joder a vecino; hay que superar los complejos atávicos que nos hacen incultos, promíscuos, laxos de moral y adoradores del poder individual como triunfo en la independencia social; sin comprender que no es el individuo, ni la familia, sino la sociedad lo que nos hará históricamente libres, armando ciudadanos libres por conocerse a sí mismo, familias socialmente integradas y países amantes de la unidad humana. 


Abracemos al hermoso pueblo de Norteamérica que se lo merezca; no castiguemos a ultranza a sus turistas, creadores y Negocios; ellos no tienen la culpa del voto por la intolerancia y el racismo que eligió a Trump. 


Demostremos que valemos por nosotros mismos, ubiquémonos técnica y funcionalmente en nuestra historia, con la visión de un futuro posible, y capacitémonos para conquistarlo, aplicando la inteligencia mexicana y nuestra calidez humana! No soñemos vengarnos del presente pueblo estadounidense que nada nos ha hecho. Los que eligieron a Donaldito fueron menos que los que lo rechazaron. 

Abracemos al hermoso pueblo de Norteamérica que se lo merezca; no castiguemos a ultranza a sus turistas, creadores y Negocios; ellos no tienen la culpa del voto por la intolerancia y el racismo que eligió a Trump. 

Perdemos nuestro tiempo en chistes tontos. Trump no se merece tanta atención. Dejemos que nuestros gobernantes nos defiendan. Están preparados para hacerlo. Eliminemos lo que no merece nuestra atención y enfoquémonos en crear gobernantes cuyo partido seamos  nosotros; a los que apoyemos porque sean de nuestro equipo. ¡Qué fácil es asustarse o criticar! Lo que se ocupar es hacer de México una sociedad fundada en valores, con ciudadanos históricamente responsables y familias moralizadoras, socialmente unidas por la visión histórica de un destino común.

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