¿Por qué buscamos la aprobación de la gente?

Todos conocemos ese tipo de personas que son una especie de actores o actrices que necesitan el aplauso y el reconocimiento continuo de la gente. Es ese bufón que continuamente reclama atención. Quizá sea gracioso, o quizá no, quizá sea un cenizo y le encanta derrumbar las ilusiones de la gente, o quizá sea el pesado o el inoportuno, da igual, el caso es que tiene una especialidad en la que es único para desquiciar a la gente y conseguir lo que realmente quiere: ser el foco de atención, ya sea porque lo amen (algo que no suele suceder), o porque lo odien (esto ya me cuadra más…).

La pregunta es: ¿por qué alguien necesita ser el foco de atención y recibir la aprobación continua de la gente? Normalmente porque no la recibió cuando debía, es decir, en nuestra niñez que es cuando nos estamos desarrollando a todos los niveles, incluido el psicológico, y la seguimos buscando incansablemente ya en nuestra etapa adulta.

Es cierto que todos necesitamos un mínimo de aprobación por parte de los demás. Somos animales sociales y necesitamos de la gente para vivir, por tanto, en mayor o menor medida sí nos  afecta lo que opinen de nosotros. Estas opiniones, si son positivas, nos reafirman y ofrecen seguridad, y si son negativas desestabilizan y crean confusión, por lo que es indudable que todos buscamos las valoraciones positivas de la gente.

Pero hay que hacer una distinción clara entre la búsqueda de aprobación exterior y la necesidad real de obtenerla a toda costa, cambiando nuestro comportamiento y nuestras decisiones para conseguirla. Sería interesante hacernos una pregunta muy sencilla cuando no sepamos identificar bien cada cuál: ¿deseo esa aprobación o realmente la necesito para estar bien?

La autoestima y nuestro equilibrio interior

Una falta de autoestima sólida suele estar relacionada con este tipo de comportamiento que tiene como consecuencia mostrarnos ante los demás no como somos realmente, sino como el personaje que va a ser aceptado por los demás. Es un problema endémico en nuestra sociedad. Un gran porcentaje de gente recurre a esta estrategia por un miedo descomunal a ser rechazados en un mundo en el que todos debemos ser iguales y no salirnos de la media.

El miedo a no expresar nuestras verdaderas opiniones y pensamientos por temor a incomodar a la gente, o la adopción de modas estéticas con las que muchas veces no estamos de acuerdo pero que suponen un eslabón de adhesión social son algunas de las actitudes relacionadas con el comportamiento de búsqueda ansiosa de aprobación.

Pero hay veces que nos cansamos de tanto servilismo, de hacer cosas que no queremos, de comprobar que los otros también nos utilizan para satisfacer sus necesidades egoístas de aprobación y llega un día que queremos romper las cadenas y tratar de emprender un camino más alineado con nosotros mismos, rechazando la influencia de los demás en nuestra vida. Evidentemente no es un camino fácil, pero se puede hacer si tenemos en cuenta algunos aspectos:

  • La tolerancia y el respeto es la base de todo. Si aceptamos que hay gente diferente a nosotros y que no tenemos por qué ser mejor ni peor que ellos, que tienen sus ideas, sus opiniones y sus comportamientos igual de válidos que los nuestros, entonces podremos empezar a construir algo importante.
  • Conócete bien a ti mismo. Esto es básico. Si tú conoces bien tus fortalezas y debilidades nadie podrá venir a decirte cómo eres, básicamente porque no pasan contigo 24 horas por fuera y por dentro de ti. Si llegas a conocerte a la perfección, lo que digan los demás de ti, ya sea bueno o malo, te resbalará como gotas de lluvia en un impermeable y tu autoestima será indestructible.
  • Hagas lo que hagas, alguien te criticará. Esto hay que aceptarlo. Nunca llueve a gusto de todos. Nunca se puede gustar a todo el mundo. A nadie le gustan todos los colores. Y otra cosa importante. El que critica, normalmente critica algo concreto, una actitud, un comportamiento, una idea, no suele criticar a la persona en sí. Muchas veces somos nosotros los que nos tomamos una crítica como algo personal y no suele ser así.
  • Nunca permitas que nadie decida por ti. Si nos conocemos bien y sabemos que hay gente que no esta de acuerdo con nosotros, pero aún así la respetamos, la toma de decisiones solo dependerá exclusivamente de nosotros, porque los demás no tendrán una influencia decisiva para trastocar nuestros planes. Decidiremos con criterios personales, en base a nuestro conocimiento de sí mismos y a nuestra visión de la vida, no en base a opiniones de terceros.

Como siempre, estas recomendaciones, aun siendo básicas y todos al leerlas habremos pensado que ya lo sabíamos y que son obvias, lo difícil es llevarlas a la práctica, en nuestro día a día, con la gente que convivimos. Esa es la verdadera dificultad. Cambiar hábitos y automatismos que ya tenemos adquiridos desde hace tiempo. La constancia y la actitud positiva son los mejores aliados para dejar de buscar la aprobación de la gente y centrarnos más en potenciar nuestras fortalezas y corregir nuestras debilidades.

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