Antes mejor que ahora

Una de las mejores  frases de película que recuerdo, pertenece a  la fantástica “The Crow”, y dice así: “La Infancia acaba cuando sabes que vas a morir”.

La parte mala es que esta frase es mentira, ¿y sabes por qué?
Pues porque  la infancia acaba al decirle  a alguien “cuando era pequeño, las cosas eran más difíciles”.

Triste pero cierto.

Los de mi generación, que hace ya varias temporadas que hemos pasado de los treinta, miramos a los chavales de ahora y es como estar reviviendo la pelea de Neo contra los agentes Smith, ya que todos son iguales entre sí. Apenas hay diferencias entre sus peinados, vestimentas o actitud chulesca, ¿y sabéis por qué?

Exacto: porque antes eran las cosas más difíciles.

En nuestra época, ser pequeño no era tarea sencilla, ya que desde muy temprano tenías que tomar decisiones vitales para el devenir de tu destino. Un sólo error podía alejarte del camino correcto y acabar siendo un paria de la sociedad, un sin-amigos que pasaría el resto de sus días en el interior de una pequeña cueva rodeado de sus únicos dos amigos : Soledad y Muerte.

Debías elegir si eras de Pepsi o de Coca-Cola, si te gustaba más Michael Jackson o Prince, si eras de Súper Ratón o de Speedy González, de Star Wars o de Star Treck ¡y todo esto antes de haber cumplido los 6 años!
Decisiones, decisiones…

Pero quizás la pregunta definitiva,  era la que te formulaban tus padres en verano al entrar en una cafetería : “Bueno ¿ qué helado quieres?”

En ese momento, mirabas asustado aquel enorme panel repleto de miles de helados de colores  y se te quedaba cara peor que la de Dustin Hoffman en Rain Man.

Pero todos llegábamos a la misma criba. Los mismos dos candidatos. Dos caminos pero sólo una verdad, ya que si elegías mal, tu mundo tal y como lo conocías cambiaría para siempre:

“¿Frigo-Dedo o Frigo-Pié?”

Mucho se ha escrito de las crueles guerras heladas que se libraron entonces, y pocos quedamos ya para recordarlas.

Durante aquel verano, mientras Chanquete agonizaba en uno de los dos canales de Televisión que existían, los Frigodeístas nos tenían rodeados más allá del parque que se encontraba al lado del bar de Lucas, donde vendían los barriletes y los peta-zetas más baratos de todo el barrio.

No podíamos huir ni escondernos…era nuestro fin.

El líder de los Frigopieístas, Robertito, al ver nuestras caras de terror se levantó y pronunció unas palabras que nunca olvidaré:

En esta hora sombría, cuando sólo la muerte parece sonreírnos, recordad que ¡hoy no vamos a perder!  ¿Y sabéis por qué? ¡Porque el Frigo-dedo es hielo, joder! ¡Sólo es hielo sabor cola!  ¡Y eso es asqueroso! “

Eso sí que eran batallas y no las del Abismo de Helm.

Aquel día, mi madre casi gasta el bote de mercromina pintando mis heridas, porque el discurso era bueno… pero ellos eran mejores.

La paz sólo llegaría años después con la salida al mercado del elegido que

 anunciaban las escrituras, un helado capaz de unificar a los Frigodeístas y a los Frigopieístas para siempre: el maravilloso Miko-Lápiz.

En esta vida, encontrar el amor verdadero es algo bonito…pero descubrir un premio de “helado gratis” en un Miko-lápiz, era otro nivel.

Pero, de vuelta a la actualidad, descubres que las cosas son mucho más sencillas ahora, ya que, no hay  decisiones que tomar: toda la juventud sigue un mismo camino marcado por las redes sociales sin pensarlo.
Son los nuevos “Lemmings”.

 Todas las dudas que nosotros debíamos resolver de pequeños, ahora vienen resueltas a excepción de una: la pregunta más decisiva y complicada a la que la sociedad que nos rodea debe enfrentarse cada día:

“¿Cristiano Ronaldo es mejor o peor que Leo Messi?”

(¡Mira, mamá! Algo más triste que el final de “Los Serrano”, ¡rápido, pide un deseo!)

Las discusiones de niños por helados diferentes, han mutado de forma ridícula hasta convertirse en programas de televisión en los que supuestos adultos se  ladran tratando de imponer su gusto por un futbolista.

La siguiente vez que veas uno de esos programas juega a cambiar mentalmente las palabras “Ronaldo-Madrid” y “Messi – Barcelona”  por “Frigo-dedo” o “Frigo-pié”. No notarás la diferencia.

Somos de una generación que se ha forjado a si misma, decidiendo de entre varios refrescos o cantantes que ahora son leyendas de la música, de una generación que superó la invasión de los lagartos de “V” y que veía cómo semana tras semana, Romerales era incapaz de abrir bien la puta puerta de la farmacia de guardia… ¿Y todo esto para ver cómo ahora todo se reduce a elegir entre dos futbolistas? Pues…¡ qué pena penita pena!

Está claro que cuando éramos pequeños, las cosas eran más difíciles…

 …y también más divertidas.

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